Otoño o mi obsesión por el Pumpkin Spice Latte
Ha llegado el otoño, y si hay algo que me tiene ansiosa es conseguir de una buena vez (por favor este año sí) el botecito de especias de pumpkin spice latte, o como se llamen. ¿Sabes cual te digo?, sí, amigui, esa mezclita de canela y no sé cuántas cosas más que juntas y revueltas con el café te lleven de la manita a las tardes dulces de otoño con sus atardeceres cada vez más tempranos.
El bucolismo al que me enfrento con esta estación solo lo sabe mi interior. Oh, sí, soy una romántica de las hojas naranjas caídas y las castañas, una que vive tapada con manta en mi alma de veinte gramos.
Te cuento mi secreto: OTOÑO siempre ha sido mi estación favorita, me encantaba poder meterme en casa después de trabajar y dejar esa rutina ociosa del jaleo terracil que conlleva el verano. No me digas que no, lo de la locura de la época estival es para hacérnosla mirar. Que nos da igual trabajar, que yo recuerdo miércoles de cachondeo en los que eso de «mañana hay que trabajar» solo nos provocaba risa, a mí risa que a veces se me atascaba y me hacía toser, pero no por ello me largaba a casa antes de la hora. ¡Que es verano! Esta temperatura no vamos a volver a tenerla hasta… el año que viene.
Es igual, todo era poco en el ocio veraniego, entonces llegaba septiembre y aquí, en Soria, el fresquibiri llegaba con los atardeceres rosados y violetas cada vez más tempraneros, y a la vez que escuchaba, «qué pena, ya se acorta la tarde», mi interior se reía como una bruja hechicera alrededor de su tinaja llena de poción de la eterna juventud. Porque me chifla el tema mantita, vela, café (a ser posible con esas especias que ya he comentado antes), libro y olvidarme del tiempo.
Si es que yo me he considerado siempre un erizo, y qué animal más otoñal que ese. Es verdad que se empeña en salir cada vez menos porque (ojo que viene confesión) ser mamá me ha convertido en… no me sale un animal que sea sociable ahora mismo, ¿un perro amigable?, bueno, no en tanto, me voy a quedar en un gato en su momento cariñoso. Sí, ahora hablo más(igual soy una mamá pata), me relaciono en todas las estaciones (sobre todo en el cole, que no te queda otra), y no solo eso, ahora mi estación favorita, por poderla compartirla con mis hijos a tope, es el verano.
Como te cambia la maternidad, hasta en los gustos, esto de tener parte de tu corazón dividido en uno, dos o los que sean, viviendo y creciendo por ahí, hace que tus gustos se diversifiquen un poco más, y que tengas que ir al tran tran de esas partes de tu corazón a las que el otoño no les hace demasiada gracia.
La conclusión es que dentro de mí sigue habitando esa persona que goza el otoño y a veces me reencuentro con ella porque me lo permiten. Es verdad que ahora, cuando me pasa, a la lectura le sumo escritura y todo toma un cariz mucho mejor. Esas tardes de poca luz, velas, café y portátil son mágicas.
Este otoño en casa lo empezamos con una tele nueva, lo que va a suponer ver unas pelis en una pantalla tan flipante que a mí me parece el cine. Esto también mola del otoño que le gusta a mi nueva versión: palomitas, manta, cine y risas más comentarios compartidos en una tarde de lluvia. Y si las especias entraran en casa, las de la calabaza y la leche, o como se llamen, sería bastante placentero el tema del otoño. Sí, qué bonito sería conseguirlas, o decidirme a comprarlas, que el año pasado las localicé y no me atreví por si no se parecían a las que te ponen en el café del Starbucks (vas a pensar que soy imbécil, te dejo que lo hagas, además, si me sigues en Instagram he tenido mis momentos de demostrarlo de forma bastante empírica).
Recapitulando, que me enrollo, o llegando a mi conclusión final, más bien: todos los años en esta época me reorganizo, y este, por circunstancias que espero que sean muy circunstanciales, no he podido hacerlo, pero sí me apetecía retomar esto del blog para asomarme por tu ventana y contarte lo que estoy haciendo o si hay alguna novedad que merezca la pena ser contada o alguna absurdez que me cambie la vida como las especias pumpkin spice latte en casa, o la llegada de una tele nueva.
Sin más y sin menos, BESOIDES y nos leemos, amigui. Y si has aguantado mi tostón y has llegado hasta aquí, GRACIAS por seguir aquí, conmigo, en mis libros y en mis idas de olla.
Comments